Ya inmersos en el corazón de la temporada taurina, comienzan a desgranarse algunas de las ferias clave del calendario. Como es costumbre, me dispongo a analizarlas. Esta vez no lo haré cartel por cartel, sino desde una mirada de conjunto, más panorámica, que permita entrever aciertos y carencias con mayor perspectiva. En esta entrega, detendré el paso en Santander y Málaga; dejaré para una segunda crónica las septembrinas de Valladolid y Albacete, que ya han desvelado sus carteles, pero merecen su espacio sin diluirse en exceso en este texto.
Empiezo por Santander. Aunque con algo de retraso, pues los carteles se presentaron hace ya algunas semanas, merece la pena detenerse en la composición del ciclo de la Feria de Santiago 2025. La empresa Lances de Futuro ha firmado un abono con criterio, equilibrio y voluntad de ir más allá del sota-caballo-rey.
Uno de los aspectos más celebrante es la apertura, tímida pero significativa, hacia una mayor variedad ganadera. Que estén anunciadas divisas como Victorino Martín y Miura habla de un intento –esperemos que sostenido– por oxigenar el panorama con encastes distintos, más allá del circuito habitual. Solo por eso, ya merece un aplauso.
El cartel de los Victorinos es, como poco, estimulante: El Cid, Roca Rey y Jarocho. Bien por Roca, que esta temporada vuelve a apostar por la A coronada. Gesto valiente, y justo es reconocerlo. Y bien también por Jarocho, que en apenas un año como matador ha dejado claro que no quiere encasillarse. Su nombre en este cartel tiene el aroma fresco de los que quieren ser y no solo estar. Tras su injustificable ausencia en San Isidro, su presencia en Santander es más que bienvenida.
Entre lo más interesante del abono figura Fortes, revelación consagrada en lo que va de año. Actuará junto a Fernando Adrián y Borja Jiménez. Borja regresa tras no estar el pasado año, y lo hace con un sitio ganado a pulso. La corrida será de Juan Pedro Domecq, hierro que, todo hay que decirlo, quizá no merecía repetir presencia en un ciclo que aspira a abrir el abanico ganadero.
Especial atención merece también el mano a mano entre Morante y Juan Ortega. Una tarde de aromas lentos, de vuelos largos, de toreo caro, de esa que uno puede abandonar toreando por dentro. Se anuncian tres ganaderías, El Pilar, Domingo Hernández y Álvaro Núñez. Aunque se echa de menos más variedad de encastes, el cartel posee un halo de expectación difícil de eludir. Lamento, eso sí, la ausencia de Pablo Aguado, que habría encajado como un guante en esa velada de orfebres.
Estaba prevista la presentación como matador de Marco Pérez, pero el percance sufrido en Alicante y los 40 días de baja médica lo hacen poco probable. En su lugar, ojalá se dé sitio a toreros como Mario Navas o Víctor Hernández, que vienen pidiendo paso con fuerza y merecen esa oportunidad. El cartel lo completan Talavante y Emilio de Justo, con toros de El Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto.
La novillada despierta también interés: Diego Bastos, Bruno Aloi y El Mene, con utreros de El Parralejo. Tengo especial deseo de volver a ver a Aloi, que torea con gusto y expresión, y también a El Mene, que tras su desliz en Madrid tiene mucho que demostrar. Confío plenamente en su evolución a lo largo de la temporada.
En suma, Santander ofrece un ciclo serio, medido, con toreros que importan, encastes que suman y una apuesta clara por alternar figuras y nombres emergentes. Una feria que se deja ver con gusto y se agradece desde el primer vistazo.
Pasemos ahora a Málaga, donde la Feria de Agosto –también bajo el timón de Lances de Futuro– ha sido confeccionada con similar buen criterio. Un ciclo de altura, equilibrado entre figuras, toreros en alza y oportunidades legítimas. Como prólogo, se celebrará un certamen de escuelas taurinas, siempre necesario para dar cauce y visibilidad a los jóvenes que sueñan con abrirse paso.
En el apartado ganadero no hay una gran variedad de encastes, es cierto, pero sí se ha reunido un conjunto de hierros solventes, capaces de sostener el interés y alejarse –al menos en parte– de la rutina ganadera.
Fortes pasa a estar anunciado por partida doble, como debe ser. Sus actuaciones memorables en esta, su plaza, y el impacto de su paso por Madrid hacen incuestionable su doble comparecencia. Primero lo hará en el que probablemente sea el cartel más redondo del ciclo: Morante, Pablo Aguado y él mismo, con toros de Torrealta. Una tarde de aromas mayores, que puede acabar siendo un banquete de toreo del bueno.
Su segunda tarde será un mano a mano con Emilio de Justo, con toros de El Freixo, hierro que ha comenzado el año con nota. Es cierto que el cartel habría ganado con un tercer nombre, pero no deja de tener su aliciente.
En cambio, la forma en que se acartela Roca Rey resulta, por decirlo con suavidad, decepcionante. Ya ni siquiera aparece junto a Fortes, como era habitual en los últimos años… qué casualidad. Y repite el mismo cartel infame que llevó a Sevilla con Cayetano –al que ahora hay que tragarse con la excusa de la despedida– y David de Miranda. Un cartel plano, sin alma, impropio de quien encabeza el escalafón y debería medirse con los nombres que vienen apretando. Pero claro, la rivalidad, ese viejo motor del toreo, parece haber quedado para los libros de historia.
Otros nombres que merecen con creces su sitio son Galván, Borja Jiménez y Víctor Hernández, este último tras su faena superlativa en Las Ventas. Una terna que representa a los que están ganándose el sitio día a día, frente a otros que, con décadas de alternativa, apenas aportan ya cosa alguna.
Hay que destacar también la inclusión de la ganadería portuguesa de Murteira Grave, y la oportunidad concedida a Pepe Moral tras su notable actuación con los Miuras en Sevilla. Estará acompañado por Molina y por Pablo Páez, que tomará la alternativa.
En conjunto, Santander y Málaga configuran dos ferias que oxigenan, que se salen del molde, que contrastan con esa monotonía crónica que invade muchas plazas de postín. Frente a los carteles repetitivos, cansados, soporíferos, que suman siglos de alternativa sin una chispa de renovación, aquí hay criterio, frescura, justicia. Lances de Futuro ha apostado por toreros con presente y con hambre, por nombres que ilusionan y carteles que se sostienen sin caer en el tedio.
Chapó.
Escrito por Álvaro Cabello