Con la presentación de los carteles de la Feria de Fallas de Valencia 2025, llega la primera gran cita taurina de la temporada. Sin embargo, lejos de ofrecer un aire renovador, este ciclo se presenta como una continuidad del mismo patrón de siempre: una feria que repite los mismos nombres y ganaderías, sin arriesgar, sin buscar la frescura que el toreo necesita. Además, serán las únicas corridas que se darán en Valencia, pues la ausencia de la feria de julio debido a las obras en la iluminación de la plaza es un hecho, lo que es una excusa para acabar la temporada. En lugar de aprovechar la oportunidad para revitalizar la fiesta, los organizadores parecen haberse conformado con lo conocido, repitiendo la misma fórmula que, si bien garantiza algunos taquillazos, no contribuye a la evolución de la tauromaquia.
Lo más llamativo de estos carteles es la repetición innecesaria de toreros en varias fechas. Tres dobletes que no aportan nada. El doblete de José María Manzanares y Alejandro Talavante es especialmente criticable. Ambos atraviesan un mal momento y su presencia en dos tardes distintas parece más una imposición comercial que una apuesta artística. Talavante, cuyo toreo ha caído en una preocupante monotonía, y Manzanares, que ha mostrado una falta de ambición en sus últimas actuaciones, no aportan demasiado. Por otro lado, la única repetición que parece tener un sentido es la de Andrés Roca Rey, quien, además de ser un nombre de peso en la taquilla, mantiene una sólida trayectoria que lo convierte en un pilar esencial para la feria.
El ciclo comienza con una corrida algo más interesante, con Miguel Ángel Perera, Paco Ureña y Fernando Adrián lidiando una corrida de El Parralejo. Este primer cartel es de los más equilibrados, pues Perera, a pesar de sus años, sigue demostrando solvencia, Ureña, tras una gran actuación el año pasado, merece estar, y Fernando Adrián, aunque joven, es una apuesta fresca.
Otro de los problemas de esta feria es la escasa variedad de encastes. La feria se ve plagada de ganaderías que, aunque de prestigio, no ofrecen novedades al aficionado. La corrida de Victoriano del Río, programada para el 15 de marzo, será lidiada por Talavante, Roca Rey y el joven Alejandro Chicharro, quien tomará la alternativa tras una prometedora etapa como novillero.
Vuelve Roca Rey con la Jandilla el 16 de marzo, ganadería con la que triunfó ante un buen toro “Leguleyo”. Acompañado de Manzanares y Tomás Rufo.
La corrida del 17 de marzo, con toros de Juan Pedro Domecq, promete ser una de las más flojas. A pesar de la inclusión de toreros de máxima valía como Emilio de Justo y Daniel Luque, la ganadería de Juan Pedro Domecq ha demostrado en los últimos años ser poco fiable, ofreciendo toros con poca fuerza y casta, lo que genera desconfianza. Abrirá el cartel Sebastián Castella.
La corrida de El Puerto de San Lorenzo, programada para el 18 de marzo, es uno de los carteles más soporíferos. La ganadería resulta predecible y carece de frescura. La segunda de Manzanares y Talavante no despierta ningún interés. La única nota positiva es Juan Ortega, cuya inclusión es lo que realmente salva este cartel.
A pesar de la mediocridad generalizada, hay un resquicio de esperanza en la última corrida programada para el 19 de marzo: un mano a mano entre Román y Borja Jiménez con toros de La Quinta. Este cartel es el que más despierta el interés, ya que apuesta por un encaste diferente y por dos toreros en gran forma, Román tras su encerrona el año pasado y Borja Jiménez tras su gran temporada 2024.
La corrida de rejones, con toros de Fermín Bohórquez para Rui Fernandes, Diego Ventura y Lea Vicens, promete un espectáculo de calidad. Los tres rejoneadores siguen siendo grandes figuras en su disciplina, lo que asegura un buen nivel.
Finalmente, las novilladas del ciclo son lo más interesante. La novillada de Talavante, con Aarón Palacio, Marco Pérez y J. Alberto Torrijos, es una excelente oportunidad para ver jóvenes con gran futuro. La segunda novillada, con astados de Fuente Ymbro para El Mene, Javier Zulueta y Simón Andreu, también es una apuesta por las nuevas generaciones.
En conclusión, la Feria de Fallas 2025 es un claro reflejo de la falta de renovación y ambición, convirtiéndola más en una feria de segunda que de primera categoría. Los carteles, aunque incluyen a figuras reconocidas, están marcados por la repetición y la falta de variedad. A pesar de algunos nombres interesantes, la feria en su conjunto es monótona, soporífera e inapetente. Las ganaderías repetidas, los dobletes innecesarios y la falta de nuevos nombres hacen que este ciclo se perciba como una oportunidad perdida para revitalizar la fiesta.
Escrito por Álvaro Cabello