En tiempos donde el toro parece perseguido por la prisa y la industria, hay ganaderos que resisten desde la raíz. Esta casa, aún joven en años, pero madura en convicción, ha optado por el camino largo, el de la autenticidad, la sangre escogida y la embestida que exige verdad.
Pero no se trata solo de origen o romanticismo, quien la dirige es un ganadero con criterio, con palabra pensada y con una idea muy clara del toro que quiere criar. Su discurso convence por honesto, por bien armado, por esa coherencia entre lo que dice y lo que hace. Cree en el toro íntegro, en la bravura sin maquillajes, en el respeto al animal y en el toreo que lo merezca. Y esa convicción se transmite, se nota, cala.
¿Cuál fue la semilla íntima de esta ganadería?
La ganadería nace de un cruce de Patas Blancas, a las que posteriormente se les volvió a echar sangre de Santa Coloma y Saltillo. Desde entonces, no nos hemos cruzado con ningún otro semental ni tenemos intención de hacerlo.
¿Cómo ha sido esta temporada para la ganadería, especialmente en cuanto a las vacas y los tentaderos?
Las vacas me gusta tentarlas en verano, en julio o agosto. Este año me han quedado unas doce vacas. Puede que quede alguna utrera, quizá porque parió fuera de fecha o no estaba preñada o verdaderamente gorda. En general prefiero las vacas más ligeras, esas que están justo para cumplir y poder tentarlas en esta época.
¿Cómo definirías a tus vacas?
Sin ser machista, las vacas bravas son como las mujeres guapas: levantan la cara, taconean con elegancia. Cuando un animal embiste en el campo o en la plaza, no te cambias por nadie. Ser ganadero es difícil, pero a nuestro nivel nos gusta el manejo. Las vacas son nobles, se manejan bien, y queremos transmitir eso: autenticidad y romanticismo. Buscamos la embestida que no se entrega gratuitamente, sino que el toro la tenga y la ofrezca sólo cuando se le torea bien. Que sea noble, bravo, repetidor, humillador, como nuestro encaste, que humilla mucho.
En un tiempo donde se cuestiona con frecuencia la integridad del toro, ¿qué opinión te merece el afeitado? ¿Sigue habiendo trampas en el campo bravo?
Aquí ni se enfundan ni se afeitan. Yo no tengo mueco, y los toros van íntegros, con todas sus armas
¿Qué valor le das a llevar a gente nueva al tentadero?
Me gusta llevar a gente desconocida, que no torea mucho, para que se den a conocer y empiecen a rodarse. Prefiero a los desconocidos, porque yo veo la vaca igual, aunque no la expriman tanto. También es bueno que se acostumbren a estos encastes minoritarios, que son un poco distintos.
¿Qué opinas del toreo actual y las faenas largas?
Como decía don Antonio Miura, hay toros a los que les dan tantos pases que aburren. Hoy se pegan muchísimos pases, pases sin ton ni son, y eso no dice nada. Nuestros animales, en general, no son para faenas largas, ni tampoco las vacas. Son para hacer las cosas bien y no para faenas eternas.
Hablando de la novillada que lidias el día 25, en El Viso ¿qué nos puedes contar?
El que menos me gustaba de tipo se echó de Utrero, un hermano suyo, de madre, en Cuenca, la final de los recortes, y fue bueno. Yo no le tenía fe y fue bueno. Iba un hermano de él. Luego otro gacho, que la madre fue muy buena. Y luego va otro, 14, es cárdeno, que parece que va a ser gacho, que es de buena madre.
La plaza donde vamos tiene un encanto especial: es un pueblo grande, con tradición, con su plaza enclavada en el pueblo mismo. Nada que ver con esas plazas portátiles que montan en cualquier solar, que le quitan todo el sabor, no solo arquitectónico, sino de esencia. Imagínate que te dicen que vas a ver una portátil en el aparcamiento de la feria, pasada la A4… nadie iría.
¿Tienes algún vínculo especial con esa plaza o con alguna persona que te haya influido?
Sí, claro. Fue gracias a un buen amigo, Alfonso Galisteo, que desgraciadamente murió hace poco. Fue él quien me animó a venir. Le dije a Enrique: “Si he venido con los novillos, ha sido por Alfonso.” Por eso, en honor a Alfonso, voy a premiar al chaval que mejor esté en la becerrada con dos vacas. Será un homenaje bonito, seguro.
¿En qué plazas te gustaría ver a tu ganadería?
Nos gustaría lidiar novilladas en plazas como Francia, Villaseca, Arganda, Arnedo… Sería interesante ver nuestra ganadería en Villaseca, y no descartes que vayamos, tenemos muy buena relación con ellos. Si pensamos que, además de presentación, puedan ser bravos, importantes y que dejen buena imagen de la ganadería. Si no, mejor que no, para no perjudicarla.
¿Qué legado quisieras que dejara tu ganadería?
Me gustaría que Mateo y Rodrigo, lleguen a ser tan famosos como Isaías y Tulio Vázquez, que siempre fueron conocidos. La ganadería es cuestión de futuro. Los ganaderos deben ser jóvenes. Yo empecé con ellos, disfrutando mucho en el campo; son grandes aficionados. Pero somos románticos, con un encaste minoritario e íntegro. Nuestro toro de Saltillo embiste despacio y bien, y eso da miedo. El oído es vital, y nos gustaría que se recordara la integridad y la posibilidad de crecer, aunque sea poco. No sé si exigimos mucho, venimos de cero, pero cuando tengamos cien vacas será un logro. Todo llega. Y tengo una frase: “¿Quién dijo miedo?” Me gustaría que nos recordaran como ganaderos románticos, porque la ganadería, a nuestro nivel, es eso: romanticismo.
Escrito por Álvaro Cabello