Se llenó la plaza en la última de abono. Y cuanta más gente, peor ambiente. Porque no siempre llenar un tendido significa mejorar la afición. Las orejas se rifaban, se ovacionaba a los picadores por no picar, y los avisos eran protestados como si fueran ofensas personales. El palco, una vez más, triunfalista e indiferente a los tercios, seguía regalando orejas sin importar los pinchazos ni las estocadas defectuosas. El público, más propio de las casetas de feria que de un festejo mayor, se movía sin cesar con cubatas en mano. Algunos llegaron con neveras portátiles y meriendas de campo. En el ruedo, los toros de Domingo Hernández, tan mal de presencia como de casta, permitieron el lucimiento, pero poco más. Tomaba la alternativa Manuel Román, en su tierra, con buen concepto, pero escasa técnica. Juan Ortega dejó detalles de su gusto habitual, y Roca Rey, poderoso y valiente como siempre, volvió a estar por encima de su lote.
Manuel Román tomó la alternativa con “Ofiverde”, un toro noble que se paró demasiado pronto. El cordobés dejó entrever su buen concepto, toreando con suavidad y pulso, pero también se mostró algo verde, con muletazos algo desajustados y algún enganchón de más. Pinchazo y estocada después, el palco le concedió la oreja.
Con el sexto estuvo voluntarioso. Tiene buenas intenciones, eso es evidente, pero necesita torear con más verdad, más ajuste y, sobre todo, afilar la tizona. Tres pinchazos, media estocada y un mal manejo del descabello.
Juan Ortega comenzó con gusta la faena al segundo de la tarde, genuflexo, con muletazos de mano baja y profundidad. Hubo naturales con buen trazo, pero el toro tenía poco recorrido y la faena nunca terminó de despegar. Hubo algún muletazo que sí pero no terminó aquello de romper. Aun así, y tras una estocada trasera y contraria, el palco le regaló dos orejas de pueblo, en una faena que con justicia era de saludos desde el tercio. El público en éxtasis.
Al cuarto lo recibió con unas cordobinas de postal, muy templadas. Luego, faena larga con un toro noblón, pero sin gas. Pasajes de gusto, pinceladas, pero el lienzo nunca se completó. Mató tras dos pinchazos y una media caída.
Roca Rey se echó de rodillas ante el tercero y firmó un buen inicio de profundidad, ligazón y cercanía, pasándoselo por la espalda con esa seguridad suya que ya es marca registrada. Con la diestra bajó la mano, sometió y templó. Ahí lo paró. El toro, justito, pero él lo exprimió hasta la última embestida. Naturales con buen trazo, aunque ya de uno en uno. Cerró con el clásico arrimón, encendiendo aún más los tendidos. Muy poderoso con el toro. Pinchazo y estocada algo trasera... pero no pasa nada: dos orejas al esportón. Aquí la espada no puntúa.
En el quinto, totalmente descastado, Roca tiró de recursos y pundonor. Bien es cierto que estuvo más amanerado y artificioso. Faena cimentada al natural, con algunos pasajes sueltos de calidad. El toro acabó rajado, sin fondo, pero él se mantuvo firme, valiente y poderoso hasta el final. Esta vez sí, mató bien.
Una tarde más de toros sin trapío, faenas a medio gas y un público que vino a la feria más que a los toros. El triunfalismo desbordó el criterio, y el palco volvió a actuar como un juez que no conoce el reglamento. Román ilusiona, pero necesita oficio. Ortega deja aroma, pero sin armazón. Y Roca valiente en su lote. Córdoba cierra su abono con mucho ruido y por los suelos de afición.
LA RESEÑA
Plaza de Toros de Los Califas, Córdoba. 3ª y última de abono. 25/5/25. Lleno.
Toros de Domingo Hernández 🔵🔴🟢: mal presentados.
Juan Ortega (tabaco y oro), dos orejas y ovación tras aviso.
Roca Rey (azul azafata y oro), dos orejas tras aviso y ovación tras aviso.
Manuel Román (alternativa) (sangre de toro y oro), oreja y ovación tras aviso.
Incidencias: Se guardó un minuto de silencio al finalizar el paseíllo. Se desmonteraron Antonio Chacón y Paco Algaba tras parear al tercero, hicieron lo propio Viruta y de nuevo Algaba tras parear al quinto.
Escrito por Álvaro Cabello