Con la espinita clavada y la ausencia de Morante pesando en el ánimo, volví un año más a La Malagueta, uno de mis refugios más queridos de la temporada. La empresa, en su reemplazo, llamó a Diego Urdiales, un torero al que el cartel le ajustaba como un guante. No me incomodó su presencia, pero no puedo soslayar la injusticia de que tantas promesas aguarden en silencio mientras un veterano de veintiséis años de alternativa ocupa la plaza. ¡Cuánto habría deseado ver a Mario Navas en ese lugar! La tarde transcurrió con un aire aciago; los espectadores del sol agradecieron las nubes, mientras los espadas se entregaban por el toreo y los pupilos de Torrealta parecían empeñados en impedirlo.
Diego Urdiales recibió con gusto y aire añejo al abreplaza, templando dos lances que tuvieron sabor. Tras dos puyazos en los que el burel apenas se empleó, comenzó una faena cargada de torería, saliendo a los medios con primor. El toro, escaso de fuerzas, se defendía con fealdad; Urdiales, siempre ajustado y con las buenas formas que impregna, firmó una faena en la que abundó el enganchón. Hubo naturales de suma candencia, pero en todas las series faltó limpieza. La faena nunca terminó de romper del todo. Mató de una buena estocada, ejecutada con pureza y el público, agitó pañuelos, negándole el presidente la oreja. Las dos vueltas al ruedo fueron un gesto desmesurado.
El cuarto fue un toro bobo e írrito de emoción. Largo y pesado estuvo Urdiales, en una faena de enfermero atendiendo a un inválido que apenas embestía andando. Apática y carente de emoción, la labor concluyó con una estocada certera, sin más eco.
Con apego esperaban sus paisanos a Fortes, después de sus aun frescas y elevadas tardes en su plaza. Pero se topó con el muro que hizo de segundo, que no tenía ningún alma. El burel, que no se empleó en varas, le costaba un mundo embestir, muy agarrado al piso y de inexistente recorrido. Fortes poco más que la voluntad pudo poner, voluntarioso él y la banda… Mató bien.
Sí pudo pasear una oreja del quinto. Un toro tampoco admirable, pero el éxtasis llegó en el quite de Pablo Aguado, tres verónicas y media para enmarcar, ritmo y cadencia de exquisitez. Sublimidad pura. Fortes respondió con la réplica, aunque más deslucido, mientras Urdiales brillaba como ángel de la guarda de Gómez Pascual en un quite en banderillas que eludió el hule. El toro llegó a la muleta con fuerzas justas; le costaba coger los engaños, pero respondió con nobles embestidas. Fortes trazó los muletazos de uno en uno, sometiendo la embestida, y dejó naturales de suma candencia, despaciosidad y un instante eterno. Siempre con mucha verdad delante del toro, sin prisas y con hondura. En los cercanos instantes finales la gran estocada permitió que Fortes cortara la única oreja de la tarde.
El tercero, salido muy parado de los toriles malagueños, poco despertó con el caballo y menos aún con el segundo e ilusorio puyazo. Iván García dejó dos monumentales pares de banderillas, andando al toro y clavando en la cara; pena que los palos cayeran en el segundo. Aguado, digno y voluntarioso, apenas encontró acople con la diestra; los mejores pasajes surgieron con la zurda, dejando algún natural estimable tirando de la embestida. Media tendida para despacharlo.
Ya en altas horas de la tarde llegábamos al sexto de la tarde, y el pan nuestro de cada día. El presente comenzaba, como en cualquier verbena, a pedir turno para ver quién decía la memez más grande. Entre vivas a todas las entidades de este país e insultos a Pedro Sánchez trascurría la lidia. Los toros no se politizan, entérense ya. Si tuviéramos la misma valentía para salir en las calles a protestar contra el gobierno, otro gallo cantaría. Los cojones en la Moncloa, no en las plazas de toros. Alguna verónica estimable hubo en el recibo al sexto, aunque se podría decir que no pasará a la historia. El de Torrealta siempre embistió a media altura y sin ninguna clase; todo lo puso Aguado, firme y entregado. Dejó notables muletazos por ambos pitones, siempre adornándose, pero aquello no terminó de llegar a los tendidos. Sainete con la espada. El sevillano se encuentra en un gran momento, no hace mucho no sacaba tanta agua de un pozo seco.
LA RESEÑA
Plaza de Toros de La Malagueta, Málaga. 5ª de abono. 18/8/25. Lleno de “no hay billetes”.
Toros de Torrealta 🔴⚫🟡: desiguales de presencia. Justos de presencia en general, algunos terciados, los tres últimos de más cuajo. Nobles y deslucidos. De cuestionable integridad en los pitones.
Diego Urdiales (en suplencia de Morante) (barquillo y azabache), dos vueltas al ruedo tras petición y ovación.
Fortes (tabaco y oro), ovación y oreja.
Pablo Aguado (negro y oro), ovación y silencio.
Notas: A Fortes le fue otorgado por el alcalde de la ciudad el Capote de Paseo como triunfador de la feria de 2024.
Joselito Rus y Sánchez Araujo se desmonteraron tras parear el sexto.
Escrito por Álvaro Cabello