La décimo octava de San Isidro llegaba, una vez más, con el cartel de “no hay billetes”. Un lleno absoluto para recibir la corrida de El Torero, que, de haberse lidiado en una plaza de menor exigencia, bien podría haber propiciado un festejo de triunfo. En Madrid, sin embargo, la exigencia es otra. El encierro presentó una presentación justa, en algunos casos por debajo del nivel que impone esta plaza. En el caballo, el paso de los toros fue meramente testimonial, sin apenas castigo. Diego Urdiales firmó una tarde para olvidar. Totalmente desbordado por su lote, nunca llegó a tomar el sitio. Me dolió, profundamente, ver a un torero de su clasicismo y pureza, de su estirpe, naufragar de esa manera. Lejos de la emoción que ha sabido generar en tantas tardes, esta vez no se encontró en ningún momento. Roca Rey, por su parte, tampoco logró cuajar a un lote que, dentro de su justeza, ofrecía posibilidades. Eso sí, dejó dos estocadas sensacionales, especialmente la primera, un verdadero estoconazo. Y Rafa Serna, que confirmaba la alternativa, cerraba el cartel. Llegaba con el sambenito de ser el “amiguete” de Roca Rey, pero acabó por desmentirlo en la arena con una lección de verdad, valor y entrega en el sexto. Su actuación, sincera y comprometida, fue lo más destacado de la tarde.
Rafa Serna selló su confirmación ante un toro muy flojo, que, si bien tenía buena condición y era pronto en sus embestidas, estaba cogido con alfileres. El sevillano, vertical y dispuesto, no terminó de templar sus muletazos y quizá exigió más de lo que el animal podía dar, especialmente a partir del tercer muletazo, cuando el toro comenzó a venirse abajo. Culminó su actuación con una estocada muy trasera.
Con el sexto se vivió lo mejor de su paso por Las Ventas. Recibió al toro en la puerta de chiqueros, y luego brilló a la verónica. La faena de muleta fue un ejercicio de verdad. Serna estuvo muy firme de plantas, toreando muy ceñido y con una entrega constante. Las tandas tuvieron mérito, y el toro era de interés. Mató de una estocada ligeramente desprendida, y salió de Madrid con una imagen sólida y respetable. Cortó una oreja.
Diego Urdiales inició su actuación con un trasteo plano y sin rumbo ante un toro muy flojo y carente de raza. Ni se centró ni logró hilvanar faena alguna. Pinchazo y estocada pusieron fin a una labor sin relieve.
Pero fue el cuarto, un toro noble y con buen tranco, en el que dejó más amarga la sensación. Urdiales lo desaprovechó por completo. Remataba los muletazos arriba, sin limpieza, en una faena completamente lineal, vacía de contenido. Nunca terminó de ponerse, de romperse con el toro, ni de redondear un solo muletazo. El silencio fue sepulcral cuando tomó la espada. Mató, eso sí, de una buena estocada.
Roca Rey no logró entenderse con el tercero, un toro muy flojo al que sometió en exceso. Abrió la faena de rodillas, con cambiados por la espalda, pero el planteamiento de la lidia fue demasiado exigente para la condición del toro. Buscó ligazón y abrió siempre los muletazos hacia fuera, y aunque dejó algunos naturales de buena factura, la faena no terminó de levantar. Mató de un estoconazo impecable.
El quinto fue un toro noble, con calidad en sus embestidas, y propicio para el lucimiento. Roca tardó mucho en cogerle el aire, pero cuando lo hizo, llegaron dos tandas de derechazos notables, con mando, profundidad y la mano muy baja. El tramo final lo brindó en las cercanías, con circulares invertidos y sus característicos adornos, imprescindibles ya para encender definitivamente al tendido. Mató de una buena estocada y cortó una oreja.
En resumen, una tarde que dejó más sombras que luces. Una corrida de El Torero que, en otro escenario, habría brillado más. Urdiales, desdibujado; Roca Rey, intermitente pero eficaz con la espada; y Rafa Serna, que demostró, contra todo pronóstico, que no venía solo a acompañar. Su verdad, su disposición y su valor lo colocan en la conversación. Madrid lo ha mirado con respeto.
LA RESEÑA
Plaza de Toros de Las Ventas, Madrid. 18ª de abono. 29/5/25. Lleno de “no hay billetes”.
Toros de El Torero 🔵🔴: justitos y parejos de presencia. Nobles, faltos de fuerzas y con cierto fondo en la muleta.
Diego Urdiales (tabaco y oro), silencio tras aviso y silencio.
Roca Rey (sangre de toro y oro), palmas tras petición y oreja tras aviso.
Rafa Serna (confirmación) (blanco y plata), silencio y oreja.
Incidencias: “Viruta” y Paco Algaba se desmonteraron tras parear al tercero.