Abrió plaza un toro de El Montecillo, bien presentado, con cuajo y amplias hechuras. Oliva Soto lo saludó a la verónica, rematando con una media, aunque el astado mostró poco recorrido y tendía a echar las manos por delante. En el único puyazo que recibió, empujó con la cara alta, dejando dudas sobre su entrega. La faena de muleta se cimentó sobre la mano derecha, con muletazos redondeados, aunque el toro embestía con brusquedad y sin terminar de romper. Intentó al natural, pero el de El Montecillo no ofrecía opciones. Mató de una estocada corta y algo delantera. Fue silenciado.
Cambio de ganadería en el segundo, un toro de Montealto más suelto de carnes. Álvaro Alarcón lo recibió con un buen ramillete de verónicas, rematadas con una media de buen trazo. En el caballo, el toro empujó solo con un pitón, sin emplearse demasiado. En el inicio de faena, cuando lo sacaba con firmeza a los medios, el astado sufrió una voltereta. Alarcón se mostró muy seguro y asentado, logrando naturales con recorrido, corriendo bien la mano. El toro, noble, pero sin mucho fondo, repetía sin terminar de transmitir. Cerró con luquesinas en el epílogo, aunque algunas resultaron enganchadas. Faltó limpieza en la faena, que no terminó de romper. Dejó una estocada trasera, tendida y desprendida, además de fallar reiteradas veces con el verduguillo. Fue silenciado.
Sergio Rodríguez saludó al tercero de Montealto con verónicas intercaladas con chicuelinas. El paso por el caballo quedó deslucido por un puyazo en la paletilla, no se empleó el astado. Rodríguez volvió a lucirse en el quite, nuevamente por chicuelinas, rematando con una airosa larga. En banderillas, Jesús Fernández sufrió un susto cuando el toro lo enganchó con un derrote. Con la muleta, Sergio Rodríguez, inició faena de forma breve pero poderosa, sometiendo al toro genuflexo en redondo para no mermarlo en exceso. Por el derecho, logró tandas de gran relajo y profundidad, corriendo bien la mano con temple y limpieza. El toro, noble, pero sin entregarse del todo, quedó por debajo del torero. Por el pitón izquierdo, mostró menos fondo y pasaba sin decir demasiado, viniéndose a menos con el transcurso de la faena. La suerte suprema empañó su labor, dejando dos pinchazos antes de una estocada trasera. Dio una vuelta al ruedo.
Muy bien presentado el cuarto, de gran trapío y seriedad, que despertó la ovación del público al salir al ruedo. En el capote de Oliva Soto el toro no mostró demasiado recorrido. En el primer puyazo, el toro derribó al caballo al cogerlo de los cuartos traseros, y fue necesario un esfuerzo del monosabio para evitar que cayera. Tras el derribo, el toro volvió al caballo para un tercer encuentro cuando se cambió el tercio. Un tercio de varas desestructurado. La faena comenzó con doblones, intercalados por un molinete y un pase de pecho. En la primera tanda, Oliva Soto exigió al toro con pundonor, consiguiendo que el astado mejorara y fuera a más. Sin embargo, el torero se desajustó un poco en las siguientes tandas, y el toro comenzó a hacer amagos de rajarse. Por el izquierdo, el toro no terminó de entregarse. Oliva Soto abusó del pico en ocasiones. La faena concluyó con manoletinas de compás abierto. Pinchó arriba y dejó una estocada trasera. Silencio.
El quinto de la tarde, procedente de El Montecillo, se rompió un pitón al rematar contra un burladero. En su lugar, salió un sobrero de la misma ganadería, burraco, cornidelantero. Este toro, corto de recorrido, se mostró tardo en el capote de Álvaro Alarcón. En el primer puyazo, intentó deshacerse del palo y terminó derribando al caballo, mostrándose encelado en su parte más débil. Alarcón comenzó la faena por la derecha, buscando acoplarse a un toro que no facilitaba el embiste. La faena no terminó de encontrar su sitio hasta que, con más firmeza, se colocó sobre la izquierda, buscando siempre la suavidad en los naturales. El trazo, aunque correcto, no llegó a cuajar como debía, y la faena no alcanzó la plenitud que se esperaba. A la hora de matar, falló con un pinchazo y luego dejó una estocada defectuosa, además de errar con el descabello en varias ocasiones.
El sexto toro de la tarde, un negro salpicado de El Montecillo, se presentó con volumen y cuajo, aunque notablemente débil. Se lastimó en un salto que pegó en el recibo capotero. A pesar de su falta de fuerzas, logró pasar el primer contacto con el caballo, pero no mostró mejoría en la faena de muleta, donde su condición física mermada se hizo patente. Desde el inicio, dificultaba el desarrollo de la faena. Rodríguez, con paciencia y serenidad, trató de adaptarse a sus limitaciones, extrayendo muletazos aislados con temple. El astado, aunque quiso embestir, lo hacía de manera irregular y muy a su manera, mostrando dificultades en su comportamiento. A pesar de ello, el torero supo mantenerse firme y, sin forzar, logró algunos muletazos de mérito, especialmente en los momentos finales, cuando el toro ya había perdido gran parte de su movilidad. Con el toro muy parado y justo de fuerzas, Rodríguez lo pasó por naturales, algunos de ellos enganchados, pero siempre buscando mantener la compostura. Al final, la estocada, que cayó baja, tuvo efecto inmediato. Cortó una oreja más al conjunto de su tarde.
LA RESEÑA
Plaza de Toros de San Agustín del Guadalix. 3ª - Fase clasificatoria. Media plaza.
Toros de Montealto 🔴🟢 (2º, 3º, 4º) en conjunto fueron muy desiguales en cuanto a comportamiento. El 2º y 3º tuvieron dificultades de movilidad y fueron algo descompuestos, mientras que el 4º, aunque con nobleza, también careció de fondo; y El Montecillo 🟢⚪ (1º, 5º bis, 6º): bien presentados, pero muy limitados de fuerzas. El 1º fue serio, aunque con poca entrega en la muleta. El 5º bis tuvo una embestida descompuesta, y el 6º, mermado por su escasa condición física, no dio facilidades.
Oliva Soto (celeste y oro), silencio tras aviso y silencio tras aviso.
Álvaro Alarcón (blanco y plata), silencio tras aviso y silencio tras aviso.
Sergio Rodríguez (sangre de toro y oro), vuelta al ruedo tras aviso y oreja.