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Comienza San Isidro: mucho ruido y sabor a poco.

Clemente se planta con firmeza, Ortega ¿Dónde está?, y una una dosis mínima de exigencia para comenzar.

Por fin llegó el inicio de la feria más importante del mundo. La plaza vibraba con un lleno hasta la bandera, dando paso a la inauguración de San Isidro 2025. La tarde comenzó con una corrida de Victoriano del Río, de impecable presencia. Abrió plaza Alejandro Talavante, quien en su primero firmó una actuación indignante y lamentable. Sin embargo, en su segundo toro logró el primer regalo desmedido de la feria, nada más y nada menos que una puerta grande en Madrid. Aunque, ya saben ustedes como son los viernes triunfalistas de San Isidro, sobre todo tratándose de la primera corrida. Juan Ortega, ausente y desconfiado, no fue capaz de ofrecer nada relevante a lo largo de su tarde. En contraste, Clemente mostró una actitud firme y valerosa, reafirmando su presencia en la plaza con determinación y entregándose por completo a la confirmación de su alternativa.

Comenzaba San Isidro con un auténtico tío como primero de la tarde. De imponente presencia, serio, con una arboladura que imponía. Embistió con las manos por delante y tirando la cara arriba en el capote de Clemente, que abría feria y confirmaba alternativa. Cumplió en varas, sin emplearse en exceso, empujando con un solo pitón. Clemente mostró disposición total ante un toro exigente que nunca terminó de entregarse. Se dobló con él en el inicio de faena, imponiéndose desde abajo. Toreó con limpieza y clase, siempre buscando la colocación. Por ambos pitones mantuvo firmeza y pulcritud, frente a un animal duro, que no regaló nada. Así se viene a confirmar a San Isidro. Sufrió una espeluznante cogida, afortunadamente sin consecuencias graves. Lamentablemente, emborronó su actuación con un bajonazo muy feo, aunque comprensible por lo poco que colaboraba el toro. Volvió a entrar dejando una segunda estocada, también baja. Aun así, firmó una actuación de gran mérito, jugándose la vida con verdad.

El segundo de la tarde, era un toro más bajo, bien presentado, que abría más la cara. Humilló más que el anterior en el capote de Talavante, aunque se mostró algo distraído. Al toro se lo cargaron en varas, castigándole excesivamente. Llegó sin fuelle ninguno a la muleta, prácticamente moribundo, donde Talavante protagonizó una faena mediocre y desajustada. No se puede venir a la feria más importante del mundo con esta actitud. Lo pasaportó de una estocada caída.

Enmorrillado y también de buena presencia, el tercero de la tarde. Metió bien la cara en el capote de Juan Ortega, aunque el sevillano no pudo lucirse al enganchárselo y romperlo. El toro cumplió en el primer encuentro con el caballo, sin emplearse demasiado en el segundo puyazo. Talavante intervino con un quite por verónicas, rematadas con una media y una serpentina, al que Ortega replicó por chicuelinas y una excelsa media de gran categoría. Sin embargo, Ortega no estuvo acertado con un toro noble y con cierta clase, propicio para su concepto. Faena desajustada, sin acople ni limpieza. Dejó dos series de derechazos de buen trazo, lo más rescatable de una actuación en tono menor. Mató de una estocada tras un pinchazo.

El cuarto de la tarde, otro toro de gran seriedad y ofensiva expresión. No se empleó en el capote de Talavante, ni tampoco en varas. Juan Ortega intentó el quite por verónicas, sin lograr mucho lucimiento. Talavante comenzó con buen pulso la faena a la superclase que tenía delante, con trincherillas y ayudados por bajo. Dejó una buena tanda de naturales, templados y limpios. A partir de ahí, la faena se vino abajo, faltó rotundidad en las serie centrales, sobró desconexión... Volvió a torear desajustado por momentos. Se perdió en la labor, sin saber exprimir a un gran toro, el mejor del encierro. Mató de una estocada algo trasera. Se pidieron las dos orejas y fueron concedidas; la segunda, de verbena. Primera puerta grande de la feria: infame, barata y de pueblo.

Con 640 kilos, salió el quinto, un toro más basto, aunque sin desentonar en presencia. Apenas se empleó en varas. Clemente dejó un quite por chicuelinas con cierto aire. Juan Ortega, muy desconfiado en la faena de muleta, mostró una precariedad técnica, muy por debajo de lo que se espera de él. Completamente fuera de la tarde. Con la espada, fatal, dejó siete pinchazos (sin que entrara la espada una sola vez), para después tomar el verduguillo y acabar con el toro al segundo intento. Así no se puede.

Y para cerrar plaza, saltó al ruedo otro tío, muy generoso de pitones, de gran seriedad. Pocas posibilidades de lucimiento con el capote tuvo Clemente. En varas, el toro empujó solo con un pitón al primer encuentro con el caballo, dejándose pegar. El segundo puyazo, sería con el que guardaba puerta donde no cumplió. Clemente, estuvo muy asentado y voluntarioso ante un toro de pocas opciones. Firme de plantas por ambos pitones, con mucha entrega, siempre por encima del desclasado astado que poco ofreció. Lo pasaportó de media estocada trasera, atascándose con el descabello.

 

LA RESEÑA

Plaza de Toros de Las Ventas, Madrid. 1ª de abono. Lleno de “No hay billetes”.

Toros de Victoriano del Río ⚫🟡: de impecable y desigual presencia, también desiguales en juego. El primero, exigente y duro; el segundo, apenas pudimos apreciarlo en su totalidad. El tercero y el quinto, nobles y de buenas condiciones; el cuarto, un superclase que brilló con su calidad; y el sexto, desclasado, sin entrega ni opciones.

Alejandro Talavante (canela y oro), silencio y dos orejas.

Juan Ortega (berenjena y oro), silencio tras aviso y pitos tras aviso.

Clemente (confirmación) (tabaco y oro), ovación tras aviso y silencio tras aviso.

Fotografías: Plaza1
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